Chicas de almana que

Va la gente por las calles con el boniato colgando, el bolamen al aire, sin obedecer a Ramón, el cerebro crudo que ofrecía periódicos a los desabrigados por si llegaban las visitas. El nudismo como lucha urbana es una de las formas de protesta en este primer aniversario de Rajoy, calificado por Cayo Lara como año negro. Entre las 100 manifestaciones al día, de momento pacíficas -aún no hay trincheras en la Puerta de Alcalá-, destacan las de las mujeres, que han dejado las tácticas feministas para convertir su cuerpo en armas.

Las madres de los niños del colegio público Evaristo Calatayud de Montserrat, en Valencia, han hecho un striptease para un calendario-protesta contra los recortes en educación y la supresión de dos autobuses de transporte escolar. Han salido sus fotos sin apenas ropa en las televisiones y no incitan al erotismo sino a la compasión. No parecen para nada aquellas rubias que llevaban los camioneros sino dolorosas urbanas sin andas.

A pesar del pudor y el freno familiar, la nudomanía avanza en todo el mundo con mujeres trabajadoras y amas de casa que se desnudan como forma de protesta o reivindicación. En una sociedad más huesista que carnívora, la aparición de damas no sometidas a la disciplina de las modelos o de las actrices tiene un encanto arcaico y anacrónico, cuando la mujer parece más vestida cuanto más desnuda.

No sólo se despelotan las mujeres sino los bomberos, los policías; si esto sigue así un día se desnudarán los banqueros. Ya se han quitado la ropa los bomberos de Mieres. A pie o en bicicleta, vemos por las calles gente sin ropa. Unas veces parecen manadas de orangutanes, otras veces valquirias y galanes. El fenómeno se extiende por las redes a todo el mundo. En la California de la libertad, los legisladores de San Francisco han decidido prohibir el nudismo en las calles, que se había popularizado sobre todo en el Castro, barrio gay. La ley prohíbe exponer los genitales.

Siempre volvemos a Grecia, no a ayudarla sino a imitarla. Aquel batallón sagrado superó la vergüenza de Adán y Eva de taparse los perineos con hojas de higuera. Las olimpiadas y los gimnasios eran lugares para entrenarse desnudos y así se esculpía a los héroes, los atletas y los dioses. Fue el cristianismo el que ordenó que nos vistiéramos porque el Señor reina vestido de esplendor, dice el salmo, pero también dice que los profetas anduvieron desnudos como putas por rastrojo.

Isaías, por orden de Jehová, se quitó el cilio de su lomo y caminó durante varios meses desnudo y descalzo; así camina este batallón de desahuciados, parados y amas de casa convertidas a la fuerza en chicas de almanaque. Amén.